¿Alguna vez te has sentado a la mesa del comedor y te has preguntado qué factura te falta para que no se apaguen las luces? ¿Qué tal si estas sentado en el carro justo la gasolinera revisando tu cuenta para ver exactamente cuánta gasolina podrías ponerle? La vida pasa y, a veces, pasa rápido. Pero hay una cosa que debemos tener en cuenta: Dios siempre provee.
La cuestión es que Dios no siempre va a proveer de la manera que pensamos. Es posible que queramos que alguien nos dé dinero, pero en su lugar, hay un error con nuestro pago anterior y ahora tenemos un crédito en una factura.
Dios es capaz y nos provee.
Abraham sabía lo que era confiar en que Dios proveería. Abraham llevó obedientemente a su hijo Isaac a la montaña para sacrificarlo, confiando en que Dios proporcionaría un sustituto.
—Dios proveerá un cordero para la ofrenda quemada, hijo mío —contestó Abraham. – Génesis 22:8
En Génesis 22: 9-19, Abraham se estaba preparando para sacrificar a su único hijo cuando un ángel le pidió que se detuviera. Había un carnero en la zarza y Abraham usó el animal en lugar de su hijo para ser sacrificado. Justo cuando Abraham pensó que no tenía otra opción, Dios proveyó.
Jehová-Jireh significa “El Señor proveerá” (Génesis 22:14), Dios se aseguró de que Abraham no tuviera que sacrificar a su hijo.
Todos los días, cada uno de nosotros tiene que tomar decisiones. La decisión de hacer un pago, confiando en que Dios proveerá económicamente. La elección de ser amable, confiando en que la Palabra de Dios es verdadera. La elección de tomar buenas decisiones sobre la vida, confiando en que Dios ve nuestras buenas obras. Cuando confiamos en Dios financiera, emocional y espiritualmente, Él siempre provee porque eso es lo que Él es.
¿Qué es lo que necesitas que Dios provea? Pídeselo.
Dios es el que provee!
Bendiciones
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