Como creyentes, somos llamados a adorar y servir a Dios. Dónde y cómo sirvamos se basa en nuestros dones, capacidades y llamamiento. Pero se espera que todos lo hagamos de alguna manera en la Iglesia.

Pero nuestro cuerpo tiene muchas partes, y Dios ha puesto cada parte justo donde él quiere. – 1 Corintios 12:12-18

Cuando usted fue salvo, Dios le bautizó por el Espíritu Santo. Entonces, usted eligió, de acuerdo con la voluntad del Señor, formar parte de un grupo de creyentes. Él le colocó allí porque sabe que usted es necesario.

Su iglesia es más que una comunidad. Es un cuerpo interdependiente con miembros que fueron creados por Dios para funcionar en comunión unos con otros. Los cristianos, como el mundo en general, son un grupo diverso, por lo cual no siempre estaremos de acuerdo unos con otros. Eso significa que tenemos que buscar la unidad.

Pero nuestras diferencias son en realidad algo para celebrar, porque cada persona contribuye de una manera única al propósito de Dios. Una iglesia que funciona como una unidad, con todos sus dones, talentos, personalidades e intelectos orientados hacia los objetivos del reino, debe ser una hermosa visión desde la perspectiva del Señor.

Esto hace que haya armonía entre los miembros a fin de que los miembros se preocupen los unos por los otros. – 1 Corintios 12:25

El cristianismo no es una religión de espectadores. Todos tenemos trabajos que hacer en el reino de Dios. El Cuerpo de Cristo funciona mejor cuando todos los miembros sirven a Dios y a los demás lo mejor que pueden.

Bendiciones

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