Felices son los íntegros, los que siguen las enseñanzas del Señor. Felices son los que obedecen sus leyes y lo buscan con todo el corazón. No negocian con el mal y andan solo en los caminos del Señor. Nos has ordenado que cumplamos cuidadosamente tus mandamientos. ¡Oh, cuánto deseo que mis acciones sean un vivo reflejo de tus decretos! Entonces no tendré vergüenza cuando compare mi vida con tus mandatos. A medida que aprendo tus justas ordenanzas, te daré las gracias viviendo como debo hacerlo. Obedeceré tus decretos; ¡por favor, no te des por vencido conmigo!
– Salmo 119: 1-8
El escritor del Salmo 119 dedica 176 versículos a su amor por las palabras de Dios. Comienza con una bendición y cuatro veces nos anima a guardar la palabra de Dios.
Mantener la palabra de Dios es leerla, pensar en ella y llevarla a nuestra vida para que nos alimente y nos cambie. Piense en guardar la palabra de Dios como comer. Muerdes la comida, la mastica y, a medida que se digiere, se convierte en combustible para tu cuerpo.
Al leer las palabras de Dios, que aprendas lo que significa guardarlas. Que los leas, medite en ellos y ames Su voz.Que Dios te conceda entendimiento para que camines en sus caminos. Y que su tiempo en la palabra de Dios sea combustible para su vida.
Pregunta:
¿Se destacó una palabra o frase específica al leer los versículos de hoy? Pregúntele a Dios si hay algo específico que está tratando de decirle.