A la edad de 18 años, Eduardo tuvo un giro en su vida, se le reventó un riñón y empezó a convulsionar muy fuerte. En una ocasión, se encontraba pensando sobre la enfermedad que le había surgido y escuchó claramente una voz que le decía ven a mí, en dirección a una iglesia evangélica.

Empezó a asistir y a los meses comenzó a servirle a Jesucristo con su música, en ese tiempo, nunca convulsionó. Por situaciones de la vida, se alejó un poco de su ministerio y la enfermedad volvió, tuvo siete años sufriendo de convulsiones, ya se sentía cansado y a veces se deprimía, la enfermedad se había apoderado de su vida y sus pensamientos empezaban a tornarse en cosas negativas, sentía ganas de morir, pero aún en esa situación, el Señor fue quien lo sostuvo.

Pasado un tiempo, su novia enfermó con dolores de cabeza estuvo una semana así y la refirieron a neurología. Cuando ella asistió a la cita, le comentó al doctor sobre la situación de Eduardo, quien ya había sido diagnosticado con epilepsia por otro doctor, el cual le había referido a psicología para que aprendiera a vivir con su enfermedad; fue entonces, cuando el nuevo doctor le manda una resonancia magnética.

Al asistir al hospital para sacar la cita para el estudio, Eduardo se encuentra con la situación de que no le hacían el estudio a pacientes no asegurados, él no tenía trabajo ni dinero para pagar ese examen en la clínica. Por obra de Dios, una persona lo ayudó para que le pudieran hacer el estudio en el hospital.

Su cita en el seguro demoró unos meses, pero gracias a Dios para ese entonces, había conseguido un trabajo en su profesión, fue cuando el neurocirujano le dijo que tenía un tumor cerebral que lo hacía convulsionar, Eduardo sintió paz porque sabía la causa de su enfermedad.

La cirugía en Chitré valía $18 mil dólares y en Panamá valía $35 mil. Como a los 6 meses lo llamó el doctor porque había conseguido un cupo en el Complejo Hospitalario, la cirugía duraba 8 horas y el diagnóstico era que podía quedar ciego o no volver a reconocer personas u objetos porque el tumor estaba cerca de un vaso sanguíneo. Toda la iglesia se unió en oración clamando a Dios.

La cirugía duró 2 horas y fue un éxito. Hace tres años que lo operaron y no ha vuelto a convulsionar, los controles que le hacen han salido todos bien para la gloria de Dios quien fue quien metió su mano en todo momento.

La palabra que sostuvo a Eduardo en todo este proceso fue:

\”Mira que te mando que te esfuerces y seas valiente;
no temas ni desmayes, porque Jehová tu Dios estará contigo
en dondequiera que vayas\”
Josué 1:9

Antes que conociera a Jesucristo, un hombre le puso este texto en su mano y desde allí en adelante fue su fortaleza en medio de tantos diagnósticos médicos donde Dios glorifico su nombre y hoy goza de bienestar espiritual y físico.

Así como Dios estuvo con Eduardo, también está contigo en medio de tu situación, sigue creyendo, Dios no te dejará.

Author

Categories: Testimonios