El salmo 42 nos da una gran instrucción y enseñanza. Este hermoso salmo fue escrito por los hijos de Coré.

Recordemos que Coré fue el promotor de una rebelión durante el período de la travesía de los israelitas por el desierto. Dios lo ajustició a causa de la rebelión que él había promovido contra la autoridad de Moisés y Aarón. Pero ese castigo no cayó sobre sus hijos. En el libro de Números 26:9-11 vimos que Dios dejó bien en claro que los hijos de Coré no murieron bajo este juicio de Dios, sino que continuaron su servicio para Dios.

Y un día deciden escribir este hermoso salmo que nos habla del sufrimiento del pueblo de Israel y lo que hicieron ellos en esos momentos de angustia y desesperación.

Muy parecido a las situaciones que a veces nos pasan, perdemos un familiar de forma repentina y nos entristecemos, nos quitan la casa o el carro y nos duele perder cosas materiales, quizás hay un hijo en adicciones, un matrimonio al borde del divorcio , sigues sin trabajo o simplemente ya no tienes ganas de Vivir.

Hay muchas cosas que afligen nuestro corazón y Dios las sabe y le importa nuestro dolor.

Llega un momento en que nosotros también tenemos que automotivarnos y hablarnos a nosotros mismo tal cómo lo hizo el salmista.

¿Por qué estás tan abatida, alma mía? ¿Por qué estás tan angustiada? En Dios pondré mi esperanza y lo seguiré alabando. ¡Él es mi salvación y mi Dios!
Salmos 42:5 NVI

Cuando nosotros empezamos a confesar con nuestra boca hacia donde queremos ir cosas grandes pasan en nuestro interior. El salmista le habla a su alma y le dice “No te preocupes, confía en Dios” y es lo que debemos decirnos varias veces al día cuando sientas que las preocupaciones te quieren ahogar.

Cuando nuestra alma esté triste, pon una alabanza, levanta las manos al cielo y pide fuerzas y Dios te las dará.

La alabanza tiene el poder de sacar nuestra alma de la angustia y llevarnos a un nivel de paz, esa paz que solo Dios nos puede dar.

Esta hermosa promesa aparece 2 veces en el Salmo 42 para recordarnos que necesitamos decirlo varias veces sobre nuestra alma y reenfocarla a su salvador.

¿Por qué estás tan abatida, alma mía? ¿Por qué estás angustiada? En Dios pondré mi esperanza y lo seguiré alabando. ¡Él es mi salvación y mi Dios!
Salmos 42:11 NVI

No tengas miedo porque Dios está contigo y si él está contigo todo va a estar bien ¡ Créelo! .

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Dios te bendiga.

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