Eras feliz y no lo sabías porque siempre has vivido quejándote de lo que no tenías y aún de lo que poseías.
A veces cometemos el error de no valorar lo que tenemos hasta que terminamos perdiéndolo. Algo similar le sucedió al pueblo de Israel.
Por mucho tiempo los hebreos fueron esclavos de Egipto, Dios les prometió libertad, pero conforme pasaban los días esto parecía un sueño inalcanzable. Quizá muchos de ellos perdieron la esperanza y se hicieron la idea de vivir para siempre en ese lugar; mas Dios en su misericordia levantó a Moisés para cumplir su promesa.
Cuando el día llegó, los hebreos salieron de Egipto rumbo hacia la tierra prometida, tenían un gozo inexplicable, que poco a poco fue cambiado por la queja.
En sus murmuraciones contra Moisés y Aarón, la comunidad decía:
¡Cómo quisiéramos haber muerto en Egipto! ¡Más nos valdría morir en este desierto! ¿Para qué nos ha traído el Señor a esta tierra? ¿Para morir atravesados por la espada, y que nuestras esposas y nuestros niños se conviertan en botín de guerra? ¿No sería mejor que volviéramos a Egipto?Números 14:2-3 (NVI)
¿Eras feliz y no lo sabías?
Quizá siempre has tenido lo justo y necesario, lo que por mucho tiempo te hizo vivir infeliz, porque cuando mirabas a tu alrededor veías a personas que tenían lo que deseabas adquirir, pero ¿te has puesto pensar en aquellas personas que desean lo mucho o lo poco que tienes?
Si no aprendemos a contentarnos con lo que tenemos, un día llegaremos a perderlo. Esto fue lo que pasó con el pueblo de Israel. Dios se enojó por las constantes quejas que tenían y les dijo:
Ni uno solo de este pueblo entrará jamás en esa tierra. Todos vieron mi gloriosa presencia y las señales milagrosas que realicé, tanto en Egipto como en el desierto, pero vez tras vez me han probado, rehusando escuchar mi voz. Ni siquiera verán la tierra que juré dar a sus antepasados. Ninguno de los que me trataron con desdén la verá. Números 14:22-23 (NTV)
¿Quieres vivir feliz y satisfecho con lo que tienes?
Empieza por tomar la decisión de ser feliz con lo que Dios te ha dado; evita ver lo negativo en cualquier circunstancia; saca de tu vida aquello que te roba la paz y disfruta de las cosas maravillosas que Dios te da. Enfócate en lo bueno y no en lo malo; pero principalmente, remplaza la queja por la gratitud.
El mayor pecado de los Israelitas fue la queja, no caigas en lo mismo y comienza a ser agradecido con Dios, porque, así como tú deseas lo que otros tienen, hay quienes desean lo que tú tienes.
No amen el dinero; estén contentos con lo que tienen, pues Dios ha dicho:
«Nunca te fallaré. Jamás te abandonaré»
-Hebreos 13:5 (TLA)
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