La semana pasada mi esposo y yo ibamos caminando hacia el supermercado a comprar algunas cosas y justo a 100 metros de llegar un hombre nos habló y nos dijo: Disculpen podrían regalarme un jabón para lavar la ropa, porque mañana tengo que buscar trabajo y tengo todo sucio.
Mi esposo amablemente le dijo que si, que esperara allí.
El hombre contento le dijo: Tranquilo demorense en su compra que yo los espero aquí.
Este hombre ya lo habíamos visto, vive cerca de nuestra casa y en otras ocasiones le habíamos saludado.
Salí del supermercado a llevarle el jabón y comencé a hablarle del amor de Dios y oré por el antes de irme, él, estaba muy contento y agradecido por su jabón.
Cada vez que algo así me pasa recuerdo un proverbios que quiero compartirlo contigo.
Prestarle al pobre es como prestarle a Dios. ¡Y Dios siempre paga sus deudas!
Proverbios 19:17 TLA
A veces nos enfocamos tanto en nuestras necesidades que se nos olvida hacer una pausa en nuestro día a día y ver si hay algún pobre a nuestro alrededor que necesite de nuestra ayuda.
Quizás ya sabes quién es esa persona y la has estado esquivando para no ayudarle, pero Dios nos está dando la oportunidad de poder extenderle la mano a alguien.
Mostrar un corazón generoso, es mostrar una cualidad de Jesús, ya que él vino a dar su vida por todos nosotros.
¿A quién estás dispuesto a ayudar esta semana?
Dios te pagará esa deuda.
Compate este mensaje con otro.
Bendiciones.
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