Porque en él la justicia de Dios se revela por fe y para fe como está escrito: Pero el justo vivirá por la fe. Romanos 1:17

Muchas veces nos encontramos en un mar de problemas, en donde los problemas arrastran fuertemente como las corrientes. La persona que se encuentra en esa situación siente que es el final y qué todo está perdido. Hay situaciones en qué nos sentimos así, pero quiero que sepas que en medio de eso aparece un rescatista que te dice “Toma el Salvavidas de la Fe”.

Recuerdas a Pedro cuando vio caminar al maestro sobre el mar y quiso caminar hacia él, lo que le sucedió fue que se hundió ¿y por qué? Pues, Jesus le dijo: hombre de poca fe, ¿Por qué dudaste?

Nuestra fe debe estar cimentada en Jesús, decir que creemos en Dios sin accionar con fe, es como estar en medio del mar gritando ¡auxilio! sin tomar el salvavidas, y actuar dudando del poder de Dios es como si solamente tomáramos el salvavidas sin colocárnoslo o tomar el salvavidas e ir en contra de quienes nos están rescatando.

Pero que pida con fe, sin dudar, porque quien duda es como las olas del mar, agitadas y llevadas de un lado a otro por el viento. Santiago 1:6

Mi pastora nos decía estamos viendo una realidad que parece contraria a lo que Dios nos prometió, pero nuestra verdad es diferente a esa realidad, es decir, aunque la realidad parezca contraria a lo que Dios te prometió, debemos confiar en la verdad que es Jesucristo, pues, tal y como dice su palabra Cielo y Tierra pasará más su palabra no pasará.

¿Y cómo fortalezco mi fe?

Fortalece tu fe en la palabra de Dios, cada vez que abres ese libro llamado Biblia es como si te lanzarán miles de salvavidas. Su palabra es el fundamento que necesitamos para ir contra la corriente, su palabra es quien nos sustenta, su palabra es la que arraigada a nosotros permite que sucedan milagros y lo sobrenatural.

No dudes, confía en el Señor y que tu fe se fundamente en la verdad que es Cristo.

Para que os dé, conforme a las riquezas de su gloria, el ser fortalecido con poder en el hombre interior por su Espíritu; para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios. Efesios 3:16-19

 

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