Qué difícil es alabar cuando nos afrenta la tempestad, de esas que vienen arrasando con todo y qué fácil es enfocarnos en esa situación, entristecerse, enojarse e incluso alejarnos de Dios, nuestro padre celestial.
Una de esas tantas veces en las que mi carne trata de doblegarme y hacerme enfocarme en lo incorrecto, esperaba sumamente adolorida en mi columna a que llegara el médico quién ya había confirmado atenderme en urgencias a las 2:00 p m. y tenía indicaciones previas de reposo absoluto sin sentarme, ni levantarme, la verdad no podía ni caminar bien, los medicamentos no aliviaban el dolor y sin la aprobación del médico allí en urgencias no me darían una camilla, así que esperaba sentada.
Alrededor de las 4:30p.m. la secretaría llamó al médico para ver porque no llegaba y confirmó por segunda vez que vendría.
A las 5:30p.m. aún no llegaba y la secretaria viendo mi malestar le volvió a llamarlo, él respondió que lo había olvidado, pero que en ese mismo momento saldría para atenderme.
Durante esas horas aunque lo intentaba, no lograba concentrarme en orar, ni adorar, ni absolutamente nada, pero mi celular sonaba constantemente con una cita bíblica que ya había leído y de hecho la había descartado como ya leída, pero por alguna razón volvía a salir frecuentemente.
En la segunda llamada al médico empecé a reflexionar sobre esa cita bíblica y oré a Dios y pregunté \”Señor qué hago? no puedo más!… volvió a salir nuevamente la cita bíblica en mi celular y volví en oración y dije \”padre no puedo más, trato de adorarte y alabarte, pero no puedo el dolor es muy grande; en ese momento leí detenidamente las dos citas bíblicas que durante la mañana había estado recibiendo en Salmos 37:4-9 y en Filipenses 4:6-7
Y pensé esta es mi respuesta, pero cómo puedo adorarte afligida? bueno, sí así deseas así lo haré y abrí en mi YouTube la primer alabanza que me salió \”Cuerdas de amor Julio Melgar (en vivo)\” mientras que cerré mis ojos, eché a un lado el malestar como pude y me enfoqué en adorar a Dios, entonces fue cuando se realizó aquella tercera llamada y en 15 minutos llegó el médico y me dijo \”discúlpame, me olvidé de venir atenderte y ya me iba para otra provincia, pero oí la llamada y me regresé, Dios sabe porqué hace sus cosas\”.
Entendí que parte de mi proceso de sanación es interno, mi físico es reflejo de mi alma y mi espíritu, Dios permitió esto para mostrarme algo que yo \”decía\” saber, para enseñarme y para avivarme una vez más.
Nuestro padre Mora en la alabanza y aún en la angustia. Salmo 22: 3-5 , sabe todas nuestras necesidades antes que le pidamos de mateo 6:8 & Mateo 21:22.
Si estás pasando por una tempestad en tu vida no mires cuán grande es porque más grande es nuestro padre que está en los cielos y no te dejará ni te desamparará si crees en él. Josué 1: 5-8 amén.