Hace unos 3 años, aproximadamente, viví una situación que no les puedo negar, me enojó y mucho, por un gran mal entendido, que me estaba catapultando a lo peor, la persona con la que sentí ese enojo estaba Justo atravesando algunas situaciones y Dios me había permitido compartirle de Cristo.
Dicha persona, estaba abierta y hasta decidió asistir a la iglesia donde me congrego; pero aquel día de mi enojo, dije cosas que eran la verdad, pero muy tajante y sé que le hirieron.
“La blanda respuesta quita la ira; Mas la palabra áspera hace subir el furor.”
Proverbios 15:1 RVR1960
A los pocos días, sentí en mi interior, unas ganas enorme de buscarle y pedirle disculpas, yo realmente no aceptaba que Dios me estaba guiando a doblegar mi orgullo (algo que realmente no tengo, pero con aquella situación, sentí “están mintiendo sobre mí” y me exalté”.
Ese “ve y pídele perdón” de verdad fue una lucha dentro de mi, hasta que sentí, que de no hacerlo mis consecuencias por la desobediencia serían muy serias; mi oración sólo fue así: “Dios usted sabe que yo no soy orgullosa, pero esta persona que me ha puesto para que yo le guíe en su camino, está abusando y me hiere su comportamiento”,
y yo sólo sentía, ve y pídele disculpas…
Fui con muchos nervios, a su lugar de trabajo, pero me acerqué y le pedí disculpas y le dije el porqué había actuado así, la persona a simple vista “lo había tomado a bien”, yo no sentía que era verdadera su aceptación; pero los meses pasaron y nuevamente se acercó a mí, por situaciones que se le presentaron y decía que sabía yo podía ayudarle.
Para la Gloria de Dios, hoy en día nos llevamos súper bien, y Dios está trabajando en su vida, con todo y el proceso que vive. De hecho una situación muy compleja está atravesando Justo ahora y me ha permitido ser parte del proceso; sé que Dios se glorificará, porque no soy yo, sino Él en mi.
Lo que quiero expresarte, es que el orgullo, la falta de tolerancia y poca paciencia, no nos lleva a nada, al contrario nos aleja del plan de Dios;
deja que Dios actúe donde deba actuar, y deja que sea Dios quien defienda tu causa; cuando sea el momento para que tú hables, su sabiduría se desbordará de tus labios y dirán como dijeron de Jesús: “Los alguaciles respondieron: ¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre!”
S. Juan 7:46 RVR1960
Esto sólo se logra con la llenura del Espíritu Santo.
Dile: Jesús, que tu Espíritu Santo llene mis labios de tu sabiduría y mi corazón de tu amor, doblega mi orgullo; que mis palabras sean dulces como la miel y como medicina a los huesos, yo deseo ser como tú mi Señor.
Amén
“Panal de miel son los dichos suaves; Suavidad al alma y medicina para los huesos.”
Proverbios 16:24 RVR1960
Bendiciones
LA
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