Cercano está Jehová a los quebrantados de corazón; y salva a los contritos de espíritu. -Salmo 34:1

 Como humanos, siempre estamos quebrados o fallando, buscando rescate constantemente.  

Aveces nos arriesgamos y terminamos en decepción.  Dejamos entrar a la gente y somos rechazados.  Invertimos en oportunidades y nos enfrentamos a la derrota.  

La vida tiene una forma de quebrarnos, pero Dios siempre está ahí para ayudarnos.  No hay pago requerido para Su ayuda;  nuestras cuotas se pagaron cuando Dios envió a su hijo a tomar nuestro lugar en la cruz.

 Y mientras Jesús colgaba de la cruz en nuestro lugar, sangró por nuestros defectos y tomó su último aliento a cambio de nuestro quebrantamiento.  Dios envió a su hijo para que pudiéramos encontrar la felicidad en esta vida desapegada del pecado, para que viviéramos en grande, sin disculpas y hiciéramos una diferencia en este mundo por su nombre.  

Como seguidores del único Rey verdadero, sabemos que servimos a Aquel que es capaz de sanar y arreglar, y Él anhela restaurarnos, no importa cuántas veces lo necesitemos, no importa cuántas rupturas, lágrimas y desorden hemos tenido.  Él espera para restaurarnos, tan pronto como lo pedimos.

 Dios no nos juzga por los pecados que hemos cometido ni por las cosas vergonzosas de nuestro pasado.  En cambio, Él nos perdona.  Lea el pasaje en Juan 4: 4-26 del encuentro de Jesús con la mujer samaritana en el pozo.  

Habla de su pasado y de su inmoralidad, pero no la condena y, en cambio, le ofrece \”agua viva\” para que nunca vuelva a tener sed.  

Mostró compasión y amor a alguien que pensaba que ella no merecía nada de eso.  Él quería \”arreglarla\” a ella, tal como Él anhela arreglarnos a nosotros.  ¿Le orarás a Él y le pedirás que arregle lo que está roto en tu vida?

El siempre esta pendiente a nuestro ruego y atento a todos  nosotros.

Que tengas un buen día, y que su amor perfecto te llene y te cubra.

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